La búsqueda de belleza es algo inherente al hombre. En un sentido amplio, la belleza es todo aquello que nos hace sentir bien, felices. Por tanto, el concepto de belleza es tan amplio como querramos que sea y, por esta misma amplitud, absolutamente subjetivo.
En un sentido estético, la contemplación de la naturaleza o de imágenes de ella, es para mi una de las formas más genuinas y fáciles de encontrarme con la belleza.
El hombre, a través de la creación, puede generar obras tan bellas y emocionantes como las naturales; obras que nos quitan el aliento por su elegancia, armonía y su capacidad de transmitir sentimiento.
Es en la música, tal vez, donde este objetivo (la búsqueda de belleza) alcance su fin de la manera mas acabada, mas plena.
Sentir como nuestra piel se eriza, nuestro corazón se agita y nuestra alma se regocija , sentir que la maravilla de una obra nos toca, es algo sublime.
"Si no lo sientes, no lo entiendes" es una frase que, creo, explica a cabalidad la emoción que se siente ante la belleza.
Si no sentimos emoción ante una obra, si ésta no nos llega, no significa que no sea bella, no significa que estemos equivocados, ni mucho menos.
Significa, nada más, que en ese momento (y éste es un concepto clave) nuestra receptividad o nuestra concepción de la belleza no cuadra con lo que vemos, o con lo que sentimos.
Se dice que hay tantos libros como lectores.
Entiendo la base de esa sentencia, entiendo el razonamiento que derivó en ella.
Pero me parece incompleto.
En realidad, hay tantos libros como LECTURAS, y ésto se relaciona con el párrafo anterior.
Nuestra vida es cambio. No siempre evolución (se equivocan aquellos que ven evolución en todo cambio), sino cambio constante.
No somos hoy los mismos que ayer, no somos ahora quienes eramos cuando empezamos a leer esto (o a escribirlo).
Por esa causa, reaccionamos de maneras distintas ante los mismos estímulos.
Lo que no nos toca hoy, nos puede emocionar mañana.
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