A medida que se estudia y se analiza la historia, surge una visión descorazonadora del hombre.
La historia es cíclica, la humanidad parece condenada a repetir periodicamente los mismos errores.
La búsqueda del poder en cualquiera de sus formas, es el combustible que ha iniciado fuegos que han destruido vidas, comunidades o civilizaciones.
Muchas veces, defendiendo nuestros "derechos inalienables" hemos arrasado con los derechos de los demás. Las revoluciones no se inician en la plebe, sino fogoneadas por eruditos, guías espirituales o maestros.
Líderes que sin importar el costo en sangre, querrían ver plasmadas sus ideas, realizadas sus utopías, acrecentado su poder.
Bajo el falaz discurso del "bien común" sólo buscaban acariciar su ego, su pueril pedantería.
El estudio de la historia humana muestra un panorama casi negro.
Lo que nos salva de la oscuridad son aquellos seres luminosos, aquellos que realmente anteponen el bienestar de los demás al suyo propio.
Aquellos que no viajan a la India para ayudar a los pobres, sino que ayudan dentro de su comunidad. Tiene menos glamour, naturalmente, pero buscar ayudar de manera glamorosa es ayudar?
Salvar una vida, en un mar de sufrimiento, no parece hacer mucha diferencia. Pero para ésa vida, lo es todo.
Gandhi decía que un país, una civilización, se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.
Es cierto, pero creo que una mejor medida de la estatura de una civilización, es la forma en que sus miembros se tratan entre si.
La oscuridad tiene quien se ocupe de ella y luche por acrecentarla.
Es nuestro deber ser faros, para que la historia se torne mas blanca.
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