Si hoc legere potes, nimium eruditionis habes

viernes, 19 de agosto de 2011

Sobre la libertad de expresión y el nuevo fascismo.

Cuando era adolescente tenía un amigo que, si se enojaba contigo, te llamaba etíope.
Por algún lado había leído que la religión principal de Etiopia era el judaísmo.
Entonces, en el colmo de lo conciso, te llamaba negro y judío con una sola palabra!! Fantástico!!
El insulto perfecto.

Claro que esa "perfección" encontraba ciertos obstáculos.
El primero y mas importante, la falta de efectividad.
Un insulto, al igual que un chiste, pierde sentido, pierde fuerza, si hay que explicarlo.
Segundo, nadie se sentía realmente denostado al ser llamado de esa manera. Que te dijeran negro o judío no era un graaaaan insulto.

Poner en duda tu masculinidad era mucho mas eficiente.
Dudar de la honradez de las mujeres de tu familia era, sin lugar a dudas, la categoría suprema.
Pero éramos amigos y entre nosotros no nos decíamos esas cosas.
Para algunas mujeres que merecían nuestro desprecio, estaba el "puta" en sus múltiples variantes. Incluyendo a la joven en cuestión y toda sus familiares mujeres.
Mas adelante descubrimos una nueva maravilla: tortillera (lesbiana)

Con el tiempo crecimos, nos convertimos en hombres y varios de nosotros formamos una familia.
Hombres comunes y corrientes.

Sin embargo, si queríamos insultar a alguien hace quince o veinte años, lo llamábamos puto, torta, marica o (si ese día nos sentíamos snobs) gay.

Si cualquiera de nosotros usara esas palabras de la manera que las usábamos entonces, hoy seríamos tildados de homófobos, discriminadores o quién sabe que otra cosa.

No digo que lo que hacíamos haya estado bien, mal o mas o menos.
Lo que digo es que ahora estaríamos mal vistos.

Hace poco, discutiendo con otro amigo, tratábamos el tema de la libertad de expresión.
Sostengo que este período es uno de los que nos ha impuesto mayores límites a la hora de opinar.
Es el tiempo de la "dictadura de lo políticamente correcto"

Para demostrar mi posición entré a un foro (se que no es el lugar mas adecuado si se buscan respuestas inteligentes, pero era el mas a mano) en el que solía participar y puse estas sentencias:

De los promiscuos, tengo la misma visión que las feministas.
De las promiscuas, tengo la misma visión que los machistas.

Y le dije esto a mi amigo: vas a ver que la mayoría de los que opinen van a atacarme como persona, van a decir "no te importa!!!", "deja vivir!!!" o "no juzgues si no quieres que te juzguen".

Pocos cuestionarán mis ideas, pero la mayoría cuestionará mi derecho a decirlas.
En aras de la libertad de expresión, cuestionarán mi derecho opinar.

Me trataron tal como esperaba.
Me decían que no era mi derecho juzgar a nadie.
Desde cuando está mal juzgar a otro?
Desde cuando el juzgar no es parte de nuestra vida?
No juzgamos cuando elejimos pareja?
No llegamos a la mayoría de nuestras decisiones mas importantes luego de juzgar las opciones?

Todos lo hacemos, todo el tiempo.
Y ESTÁ BIEEEN.

Muchos de quienes me conminaban a no juzgar a los demás, opinaban luego sobre religión, política o lo que fuere.
Juzgaban a tooooodos (salvo contadas y honrosas excepciones) los musulmanes hablando de ellos como si todos fueran salvajes primitivos, agresores de mujeres.
Juzgaban a los políticos y los consideraban venales, corruptos y megalomanos.
Y, para ellos, la gran mayoría de los sacerdotes merecían la hoguera por el delito de pederastía.

Lo que quiero mostrar es que hay cosas sobre las que se puede juzgar libremente, pero hay otras sobre las que no es posible hacerlo.
Está mal.
No se hace.
Cualquier crítica es fruto del prejuicio.

Si existen temas sobre los que está "bien visto" opinar, sobre los que "hay que oír todas las voces", sobre los que hay que "respetar todas las posiciones", también existen aquellas posturas que no está bien visto sostener.
En las que, incluso opinar diferente a lo mayormente aceptado, lleva a que se clame por nuestro silencio.

Lars von Triers, el cineasta danés, experimentó esa situación.
Mas allá que su posición no es, para nada, compartible, el hecho que se lo expulsara de un festival de cine por expresarse, no tiene justificativo alguno.

Si una sociedad decide por nosotros que es bueno pensar, que es legítimo creer o sentir, las libertades individuales están seriamente limitadas.

Es, mal que le pese, una sociedad fascista.

La base de todas las revoluciones es el pensar diferente, lo que nos lleva a evolucionar socialmente es el disenso.
Ideas revolucionarias, o simplemente distintas a lo habitual, siempre sonarán mal a algún sector.

Entonces, si mi voz debe silenciarse o mi discurso cambiarse para no molestar, mi libertad no es tal.
Una sociedad, donde las voces disidentes son acalladas, donde las ideas están limitadas a lo mayoritariamente considerado "bueno" es una sociedad que se resiste al cambio, a la crítica.
Es una sociedad estancada.

Y se llega a la paradoja de silenciar voces en el afán de defender la libertad de expresión.
Lo políticamente correcto (entendido como suavizar nuestro discurso, nuestras ideas, para no molestar a nadie) es el nuevo fascismo.


Mis respetos para todos.